Si bien en invierno suelen aumentar las enfermedades respiratorias, la neumonía puede presentarse en cualquier época del año. Es importante saber cómo identificarla y cuándo prender las alarmas.

La neumonía es una infección del tejido pulmonar causada por virus o bacterias. Dependiendo de la edad del niño, su estado inmunológico y el tipo de germen causante, puede ser de menos o mayor cuidado. Su diagnóstico clínico es complicado por lo que suelen solicitarse exámenes como radiografías para evaluar su presencia. La clave está en consultar con el especialista cuando se evidencie algún síntoma y en la prevención de las situaciones de riesgo.

¿Qué es la neumonía?

La neumonía es una infección respiratoria que se presenta en uno o ambos pulmones, generalmente durante las estaciones más frías. Esta puede tener origen en distintos tipos de gérmenes, principalmente virus y bacterias. Dichos gérmenes ingresan al organismo por las vías respiratorias y avanzan hacia los pulmones, inflamando los bronquiolos y alvéolos, provocando la secreción de mucosidad que dificulta la respiración. En los niños, la neumonía puede causar complicaciones si no es tratada a tiempo y de manera efectiva.

¿Qué causa la neumonía?

La neumonía puede ser causada por distintos agentes. De acuerdo con su origen, la neumonía se puede clasificar en viral, bacteriana y neumonía atípica. Asimismo, los gérmenes que provocan esta enfermedad varían dependiendo de la edad del niño.

En los menores de 3 meses las principales causas se encuentran en bacterias transmitidas a través del parto y los virus respiratorios que circulan en el ambiente. En los niños de 3 meses a 2 años, las neumonías suelen ser provocadas por distintos virus como el virus respiratorio sincicial, adenovirus, influenza y parainfluenza, entre otros. En cambio, los pacientes de 2 a 6 años suelen ser afectados por bacterias como la Streptococcus pneumoniae. Sobre los 6 años se suman Mycoplasma pneumoniae, las cuales ocasionan las conocidas neumonías atípicas.

¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas suelen diferir de acuerdo con el tipo de neumonía que se encuentra afectando al niño. Las neumonías virales se caracterizan por la presencia de fiebre durante los primeros 3 días, acompañadas de molestias en el tracto respiratorio superior (cavidad nasal, faringe, laringe), agregándose luego síntomas de alteraciones en la respiración (ruidos, silbidos, hundimiento de costillas, respiración rápida y palidez).

Por su parte, las neumonías de origen bacteriano producen fiebre alta durante varios días mientras el cuadro infeccioso no está controlado, existiendo compromiso del estado general, decaimiento e inapetencia y en algunos casos ruidos focalizados en el pecho.

Las neumonías atípicas, frecuentes en niños en edad escolar, empiezan muy levemente y demoran en evolucionar. La tos persistente puede presentarse, pero la ocurrencia de fiebre es rara.

¿Cuándo se debe consultar al especialista?

Es importante consultar al pediatra si es que el niño/a presenta alguno de estos síntomas o situaciones:

- Cualquier manifestación de tos en un menor de 3 meses.

- Tos de más de 2 semanas de duración que no presenta mejoría.

- No existe mejoría clínica después de 48 horas iniciado el tratamiento.

- El niño/a presenta más de 48 horas de fiebre sin mejoría

- Dificultad al respirar o decaimiento importante

- Inmunidad alterada, daño pulmonar, enfermedad neuromuscular o alguna otra enfermedad crónica.

- Mala tolerancia a los medicamentos

¿Cuáles son los tratamientos?

El especialista determinará el tratamiento indicado en base al tipo de neumonía, el peso y la edad del niño/a. Es importante seguir las recomendaciones del pediatra y volver a consultar si es que no se evidencian mejorías.

Los tratamientos más frecuentes abarcan el uso de antibióticos si la neumonía es de origen bacteriana. En cambio, la neumonía causada por virus suele desaparecer sin el uso de medicamentos, por lo que los médicos suelen recomendar remedios para el tratamiento sintomático de la fiebre, obstrucción bronquial o la tos. En casos más graves donde exista falta de oxígeno, dificultades para administrar los remedios o un alto compromiso del estado general, el pediatra puede indicar la hospitalización.

Sin embargo, existen ciertas recomendaciones generales que pueden ser seguidas en casa, como asegurar un ambiente limpio sin olor a cigarrillo, parafina o leña, evitar el aire acondicionado y consumir abundante líquido para que las secreciones sean más fluidas.

¿Cómo prevenir la neumonía?

La primera recomendación para prevenir la neumonía en niños es tener el esquema de vacunación completo, incluyendo la influenza anual según indicación ministerial. Esto disminuye el riesgo de que el niño/a pueda contagiarse de la enfermedad. Otras medidas incluyen una dieta equilibrada, mantener al niño/a alejado de ambientes con cigarrillo, humo de leña o parafina, evitar lugares hacinados y el lavado de manos frecuente de todos aquellos que entren en contacto con el niño/a.

En resumen, la neumonía es una enfermedad respiratoria que afecta a uno o ambos pulmones de un niño. Esta puede ser de distintos tipos y orígenes, por lo que los tratamientos deben ser administrados previa consulta con un especialista y siguiendo sus indicaciones. La clave, entonces, se halla en la prevención de la enfermedad y la administración de vacunas para evitar el contagio.

*El contenido de este artículo sólo cumple la función de informar, no sustituye ni reemplaza el consejo y/o las órdenes del médico tratante relacionadas con su salud, tratamiento o medicamentos que hayan sido recetados.

Referencias

MedLine. Neumonía. 10 de julio de 2018. https://medlineplus.gov/spanish/pneumonia.html#cat_8 (último acceso: 13 de julio de 2018).

Neumonía atípica. 8 de agosto de 2016. https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000079.htm (último acceso: 13 de julio de 2018).

Neumonía viral. 21 de agosto de 2016. https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000073.htm (último acceso: 13 de julio de 2018).